13 junio 2007

Algo para compartir


¿QUIEN FUE EDWARD BACH?
Voy a transcribir un texto del Dr. Edward Bach dedicada a los médicos de la época (alrededor de 1935):
“Un llamado a mis colegas de la profesión médica;
Después de muchos años de investigación he descubierto que ciertas plantas tienen las más maravillosas propiedades curativas y que, con la ayuda de las mismas, un gran número de casos que mediante tratamientos ortodoxos sólo podíamos paliar, ahora son curables.
Es más, una enfermedad que se avecina puede tratarse y evitarse en esta etapa en que la gente dice: “Quizá sería conveniente llamar a un doctor”.
Pero cuando ganemos la confianza de aquellos que nos rodean y podamos convencerlos de que hay que atajar a la enfermedad en sus primerísimos estadios, y además, cuando podamos explicarles que en los casos más obstinados y crónicos es mejor perseverar con el tratamiento, nuestra obra se ampliará considerablemente. Porque tendremos un ejército de personas a nuestras puertas, días, semanas o meses antes de lo que vendrían para curar su enfermedad; y, en segundo lugar, ya no llegarán a nosotros los casos crónicos sólo para aliviar sus dolores o molestias sino también para que sigamos la atención de dichos casos, con la esperanza de obtener su curación.
Las hierbas mencionadas pueden usarse conjuntamente con cualquier tratamiento ortodoxo, o agregarse a cualquier receta, y acelerarán y ayudarán a que el tratamiento de todo tipo de casos, sean agudos o crónicos, resulte un éxito.
En este tiempo que vivimos la medicina ortodoxa no consigue vencer una proporción de las enfermedades de este país; y ya es tiempo de ganar nuevamente la confianza de la gente, y justificar nuestra doble vocación.
Las flores son fáciles de entender para todo estudiante de la naturaleza humana, y una de sus propiedades es que pueden ayudarnos a evitar que una enfermedad orgánica se instale cuando el paciente está en ese estado funcional que tan a menudo procede a las dolencias agudas o crónicas”
Hasta aquí sus palabras. Pero ¿quién fue Edward Bach? Actualmente muchas personas tienen una deficiente información respecto a su persona, su trayectoria y los fundamentos de su, a veces mal entendido, Sistema Floral.
Nació el 24 de septiembre de 1886 en Moseley, un pueblito en las afueras de Birmingham, en Warwickshire, Inglaterra, es decir, en la región de Gales. Una vez finalizada su educación, trabajó con su padre, dueño de una fundición de latón. Allí comenzó a despertar su sentido de observación sobre la naturaleza humana, comprendiendo los sufrimientos de los obreros al enfermar, debido a que perdían su trabajo y además, no contaban con dinero para pagar el médico. Decide iniciar la carrera de Medicina, y finaliza la misma en 1912, realizando sus prácticas como médico residente, en Londres.
En las largas horas de la guardia hospitalaria hizo otra observación importante: el proceso de curación era a menudo más doloroso que la enfermedad misma y esto fortaleció en él la convicción de que la verdadera curación debía ser suave, sin dolor y benigna. Se especializa en Bacteriología e inicia investigaciones sobre las toxemias intestinales, descubriendo una vacuna para las mismas.
Su preocupación por el hecho de que muchas veces los tratamientos resultaban más cruentos que la enfermedad misma y la aguda observación sobre los estados emocionales que la acompañaban constituían el estímulo para sus investigaciones y su propósito de encontrar opciones más “humanizadas”.
Su salud flaquea, es operado y diagnosticado. Le pronostican algunos meses de vida. A partir de ese momento redobla su intención de completar su misión y encontrar alguna terapia que respetara el principio de Hipócrates: “Primero no dañar”, presente en el juramento de todo médico que recibe su título profesional. Se conecta con los principios de la Homeopatía, descubierta 100 años antes por el Dr. Hahnemann, y también con filosofías que aceptaban la existencia de la energía, prana ó chi, según diferentes culturas. En aquella época se habían hecho descubrimientos, como por ejemplo, el fotografiar la energía de los seres vivientes (Kirlian, en Rusia) ó detectar los rayos ultravioletas a través de una lente especial, lo cual confirmó su existencia, aunque no se la pudiera observar a simple vista (salvo en el caso de personas con facultades desarrolladas). Descubre una forma oral de su vacuna, aplicando principios homeopáticos, logrando, de esta manera, evitar la inflamación, dolores y molestias que provocaban las vacunas.
Años después, y habiendo logrado prestigio y reconocimiento entre sus colegas, los cuales, aun alópatas, aplicaban sus vacunas, decide investigar plantas y flores. Cierra su consultorio y abandona su brillante carrera en Londres y se dirige a Gales, donde había nacido, a completar su obra. Allí tiene lugar la maravillosa síntesis entre ciencia e intuición, de la cual el Dr. Bach fue una acabada muestra, ya que, fue descubriendo las propiedades de las distintas flores, percibiendo su energía en forma directa. En primer lugar las experimentó en su persona, corroborando los efectos esperados a nivel emocional y físico, y luego comenzó a administrar a sus pacientes, consiguiendo mejorías no logradas antes. Logró llegar a la meta: descubrir una medicina integrando al paciente al integrar su mundo emocional. Además, corroboró con su propia experiencia de vivir varios años más de lo que le fue pronosticado, el hecho de que cuando se trasciende una situación negativa, soltándola, las energías se acomodan de otra manera, ayudando a la realización del ser. Murió en 1936, mientras dormía.
En los años siguientes y a lo largo de 70 años el sistema floral por él creado se ha utilizado en todo el mundo y ha sido recomendado por la OMS en la década del 70 ya que las medicinas vibracionales, como en este caso, superan los niveles físicos y concientes, para sanar aspectos que “pueden” con nosotros y nos enferman. La medicina floral de Bach puede ser utilizada por embarazadas, bebés desde su nacimiento, niños, adolescentes, adultos jóvenes, adultos maduros y ancianos. Su aplicación además, es no solo oral sino local, en el caso de problemas de piel, ojos, oídos y boca.

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