29 agosto 2007

Algo para compartir

“Dependencia afectiva: detección y recuperación”

Robin Norwood, psicóloga y escritora norteamericana describió, en la década del `80, este conjunto de síntomas que se corresponden con un tipo de dependencia, la afectiva. Su libro “Mujeres que aman demasiado”, describe de una manera muy completa este tipo de adicción, subrayando que no solo podemos ser adictos a sustancias, al juego ó al cigarrillo, sino también a las personas. Ella habla también de co-dependencia, ya que cuando alguien establece una relación en la cual “depende del otro”, este otro, seguramente también es un ser dependiente.

Pero… de qué hablamos cuando decimos “dependencia”? Acaso las personas no somos dependientes de otros seres humanos? Esta es una pregunta que merece una respuesta cuidadosa, ya que habría que preguntarse a qué le llamamos “ser dependientes”. Si dependencia es no poder vivir sin el otro, o dejar de vivir por el otro, entonces sí, afirmativamente, éste es un vínculo adictivo.

Podemos sintetizar en los siguientes puntos la historia y la personalidad de quien padece de dependencia emocional:

A) La persona proviene de una familia en la cual los roles no estaban bien determinados, por lo cual, no fueron satisfechas sus necesidades emocionales.
B) Al no haber recibido suficiente afecto, intenta compensar esta carencia, “dando” afecto a otros, generalmente a hombres que parecen “necesitados”.
C) La experiencia vivida con los padres u otros integrantes de la familia, en la cual no fue posible “cambiar” a ese ser querido en la infancia, de volverlo más cariñoso y atento, hace que la mujer intente, ya adulta, “cambiar” a hombres prácticamente inaccesibles (violentos, inmaduros, adictos a sustancias, abusadores, psicópatas, ausentes emocionales, etc.).
D) Siente terror ante la sola idea del abandono, y hace cualquier cosa por evitar que la relación se disuelva.
E) Aun en el caso de que lo que esta mujer haga por el otro para ayudarlo, sea problemático, la enferme, la desgaste o le provoque cualquier tipo de perjuicio, esto no es motivo para dejar de ayudarle.
F) La costumbre en relación a la falta de amor, hace que la tolerancia, la esperanza y el esfuerzo sean desmedidos.
G) Acepta cargar con culpas inmerecidas, responsabilidades excesivas y reproches injustos.
H) Hay baja autoestima, y sensación de inmerecimiento. En cambio, predomina la idea de tener que “ganarse el derecho a disfrutar de la vida”
I) Debido a la poca seguridad experimentada en la niñez, necesita controlar a sus hombres y relaciones, disimulando esto bajo la apariencia de “ser útil”.
J) En los vínculos que establece, está más en contacto con la ilusión de lo que debería ser esa relación, que con la realidad de lo que es.
K) Se vuelve adicta a los hombres y al dolor emocional. Dicho en otras palabras, el sufrir por otros y el sufrimiento en los vínculos se vuelven “necesarios” porque no se aprendió otra cosa.
L) Es probable que se tengan además tendencias a la adicción a las drogas, al alcohol, a la comida, etc,
M)Al vincularse con personas problemáticas, adictas o que no quieren ni pueden resolver sus problemas, la persona evita conectarse con la responsabilidad consigo misma.
N) Es posible que la persona tenga tendencia a tener depresiones, que compensa con la excitación (y distracción), de una relación inestable.
O) Los hombres “agradables” le parecen aburridos, y no le atraen los hombres amables, confiables y estables.

Quizá esta descripción pueda gatillar preguntas en quienes la leen, si es que algo en sus vidas les está molestando y no tienen muy claro qué es. Tal vez son personas que hayan realizado tratamientos anteriores, en los cuales les fue posible comprender su situación ó recorrieron una infancia triste, pero les sucede que en su vida actual, no pueden mantener vínculos gratificantes y saludables.

La misma autora, en una parte del libro, detalla los pasos a seguir para recuperarse de esta problemática. Y éstos se refieren a buscar ayuda a través de algún profesional y, fundamentalmente, un grupo. A su vez, menciona la espiritualidad como elemento fundamental para confiar cada vez que el obstáculo parece insuperable.

La Terapia Floral de Bach y de Bush, acelera notablemente el proceso de toma de conciencia y de recuperación, ya que actua sobre el área emocional y, como consecuencia, sobre las conductas. El remedio floral la conectará con sus propias fuerzas, las cuales le ayudarán a cortar lazos destructivos, y la irán guiando hacia la autoconfianza, la seguridad, dejando atrás los miedos, que no son más que ilusiones, tan irreales como la suposición de ser omnipotente y poder cambiar a otra persona, como la creencia de que se puede controlar a los demás, que no existen problemas internos a superar, o que se debe sufrir necesariamente en un vínculo afectivo.

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